La cestería está reconocida como la primera manifestación artesanal en la historia de la humanidad. Con fibras naturales, que recogía de su entorno y entrelazaba sin más herramientas que sus manos, se elaboraron los primeros objetos de forma plana o volumétrica según la función que cumplirían. La diversidad geográfica del territorio nacional da origen a distintas fibras vegetales en el norte, centro y sur del país.
Cada una con sus particularidades en términos de flexibilidad y tonalidad. Las fibras más utilizadas en Chile han sido la totora, el mimbre, la paja de trigo, la quilineja, el chupón, los tallos del copihue, el boqui, la ñocha y la caña.
El inicio de esta tradición fue fundamentalmente utilitaria. Diversos objetos fueron elaborados para recoger, transportar o guardar alimentos. Con el transcurrir de los siglos han ido evolucionando a distintos productos según las características del entorno y las necesidades de la época: cuerdas, canastos, alfombras, balsas, embarcaciones, sombreros, fuentes, etc.
Especial atractivo tiene actualmente la artesanía de la localidad de Rari, donde las mujeres tejen con crines de caballo un mundo de miniaturas en brillantes colores. Maravillosas figuras livianas y transparentes tales como mariposas, flores, brujas, damas antiguas, rosarios y canastos, surgen de sus manos. Esta artesanía es un ejemplo de cómo el oficio puede ir adaptándose a las nuevas circunstancias, pero manteniéndose la tradición. Porque primero la materia prima fueron raicillas de álamo y al extinguirse éstas, se comenzaron a utilizar las crines de bueyes o caballos, a las que ahora se agregó el ixtle, una fibra importada que es utilizada como urdimbre para hacer más resistente el tejido y dar volumen al objeto.
Foto: laurrakainfo: Artesania de Chile
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